Ntra. Sra. del Santo Rosario
La fecha del 7 de octubre asocia la memoria de Nuestra Señora del Rosario con la victoria obtenida por los cristianos sobre los turcos en Lepanto en 1571. Mas hoy la Iglesia no nos invita tanto a rememorar un suceso lejano cuanto a descubrir la importancia de María dentro del misterio de la salvación y a saludarla como Madre de Dios, repitiendo sin cesar: Ave María.
Al dar ella su consentimiento a Dios en la Anunciación, «se consagró totalmente a sí misma, cual esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al misterio de la Redención con él y bajo él, por la gracia de Dios omnipotente» (Conc. Vaticano II, Const. sobre la Iglesia, n 56).
Por eso la liturgia recuerda como formando un todo las diversas fases de ese misterio, «la encarnación de Jesucristo, su pasión y la gloria de la resurrección», pidiendo al Señor por intercesión de María que haga que comulguemos en la fe y en el amor.
Para lograr que María nos escuche cuando rezamos el Avemaría, no es necesario haber meditado largamente sobre la estructura de esta plegaria. Con todo, no resultará inútil el saber que está compuesta por un saludo y una invocación.
El saludo es palabra de Dios: junta la salutación del Ángel en la Anunciación y la de Isabel en la en la Visitación.
Por lo que toca a la invocación, se fundamenta en la fe de la Iglesia en la maternidad divina de María para confiarle la vida presente de sus hijos y su tránsito a Dios al final de su Pascua.
Esta corona a la Virgen, repetitivo, es un Evangelio en miniatura que está al alcance de todas las inteligencias y de las memorias más torpes, así como de las situaciones espirituales más desangeladas y frías, y quizá porque conoce el paño es la devoción que María recomendó en Lourdes y Fátima, a manera de gran arma para la paz de nuestro tiempo.
En los últimos siglos, cuando la Historia tiende a hacernos creer más listos y originales, más modernos, la Virgen da la razón a los papas prefiriendo esta modalidad tan sencilla de adorar y pedir en la que se nos da todo hecho menos la actitud interior, y que obliga a poner el alma en lo que se dice, como introduciendo el sentido de Dios en la monotonía de las cosas de la vida cotidiana.
Plegaria personal por el impulso que cada cual le dé, pero también voz del coro de la Iglesia, como un murmullo de niño que no se cansa de repetir lo archisabido que no puede decirse mejor, con leves pausas meditativas para volver más confiados a la música envolvente de unas palabras que suenan a eternas de pura sencillez y profundidad.
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Oremos
Himno (laudes)
Resplandeciente de alegría,
Amargo mar de los pesares,
Vestida de gracia y de gloria,
Te cantamos, Oh Virgen María.
Gozosa cuándo a Dios concibes,
Cuándo anhelante das el fruto,
Cuándo lo ofreces y lo pierdes,
Al Hijo, que es la luz del mundo.
Salve, primera de los mártires,
En el dolor de tu martirio;
Tu corazón supo de espinas,
Tu alma de cruces y de lirios.
Reina de gloria refulgente,
Madre fecunda de la Iglesia,
Cuándo las llamas del Paráclito
Del mundo ardieron las tristezas.
Recoged las Aves Marías
Para un rosario de azucenas;
Cantad a María alabanzas,
Que es Madre de eterna belleza. Amén
Señor, que por el anuncio del ángel nos ha hecho conocer la encarnación de tu Hijo, infunde tu gracia en nosotros y concédenos, por la intercesión de la Santísima Virgen María, que podamos alcanzar, por la virtud de la pasión y de la cruz de tu Hijo Jesucristo, la gloria de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Congregación para las Causas de los Santos
El pasado sábado fue beatificado en la catedral de San Justo de Trieste el sacerdote istriano Francesco Giovanni Bonifacio, asesinado por odio a la fe por los milicianos de Tito en 1946. Tenía 34 años y fue arrojado a una «foiba», pero perdonó a sus asesinos.
La celebración eucarística fue presidida por el arzobispo Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, que definió al presbítero mártir como «ministro de la gracia divina y ejemplo de caridad sin límites», según recoge L'Osservatore Romano.
Siguiendo el ejemplo de Cristo, el nuevo beato se inmoló «en sacrificio de amor puro, un amor que es más fuerte que la muerte y que da la vida por los amigos», añadió.
«Sembrador incansable de luz y esperanza en un momento de grave sufrimiento y muerte», Bonifacio sufrió un «heroico martirio por amor de Cristo y de su Evangelio».
«Toda época es tiempo de mártires», reconoció monseñor Amato, y subrayó que actualmente la Iglesia «sufre persecución» y que existe hoy «una verdadera y auténtica geografía del terror».
En varios países, denunció, la libertad religiosa es «inexistente o muy limitada», y si en el mundo «se hacen campañas a favor de la protección de los animales en vías de extinción», no se ha hecho hasta ahora «ninguna campaña a favor de la libertad religiosa de los cristianos».
El motivo de esta aversión, observa, «es que las tinieblas tienen miedo de la luz, la mentira tiene miedo de la verdad».
El Evangelio, prosiguió el prelado, «no se persigue sólo con violencia en otros lugares. También en nuestra sociedad existe a menudo una persecución anticristiana subterránea, hecha de burlas, de tergiversación de los hechos y de las palabras, de ofensas, de promulgación de leyes inicuas».
«Muchos se ríen del Evangelio, de la ley del Señor, creador y padre de nuestras vidas. Los medios de comunicación social nos oprimen con ideas fatuas, superficiales y a menudo abiertamente anticristianas».
Frente a esta situación, los cristianos deben imitar el ejemplo del nuevo beato y «ser fuertes y perseverantes en el seguimiento de Jesús», verdaderos «testigos fieles de Cristo».
En particular, concluyó monseñor Amato, la sociedad actual «requiere de los sacerdotes y de todos los fieles el valor de vivir y de proclamar el Evangelio en su integridad».
El hermano del nuevo beato, Giovanni Bonifacio, afirmó en una entrevista a Radio Vaticano que el presbítero «era un sacerdote que vivía el Evangelio con la gente», «siempre en movimiento: entre los enfermos, enseñando catecismo, siempre dando vueltas por los pueblos».
«Cuando se lo llevaron, la gente lo supo en seguida, porque tocaron las campanas», recordó. «Por desgracia, nunca le soltaron. Después supe algo, también cómo le mataron. Pero nunca sentí odio alguno hacia los que le hicieron daño a mi hermano... ¡Aún ahora les perdonamos!».
«Mi hermano -añadió- fue el primero en perdonar, precisamente cuando lo mataban. Él ya estaba preparado para el martirio».
lunes, 6 de octubre de 2008
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"Así pues, todo el que oiga estas Palabras Mías y las ponga en práctica, SERÁ COMO EL HOMBRE PRUDENTE QUE EDIFICO SU CASA SOBRE ROCA: CAYO LA LLUVIA, VINIERON LOS TORRENTES, SOPLARON LOS VIENTOS, Y ENVISTIERON CONTRA AQUELLA CASA; PERO ELLA NO CAYO, PORQUE ESTABA CIMENTADA SOBRE ROCA." Mateo 7:24-25 Por casi 2000 años las lluvias y los vientos de enemigos y herejías han ciertamente azotado contra la Iglesia que Cristo fundó. Sin embargo, Su Iglesia está firmemente anclada en Roca y ha soportado la peor de estas Tormentas.
"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARE YO MI IGLESIA..." Mateo 16:18
En Mateo 16:18, está correcto decir que Jesús habría dicho "Tú eres 'Kepha', y sobre esta 'Kepha' construiré Mi Iglesia." En Griego, se traduciría como: "Tú eres 'Petros' y sobre esta 'Petra' construiré Mi Iglesia." Fue la traducción de la palabra Aramea "Kepha" (Cefas) al idioma Griego lo que causó la confusión entre algunos que miran a Pedro como que no fue llamado "roca", sino una "piedrecilla", intentando con esto negar su Primacía. Mateo 16:13, 18, Juan 1:42, 1Corintios 1:12, 3:22, 9:5, 15:5, Gálatas 2:8-9.
Ignacio de Antioquía,Padre Apostólico discípulo del apóstol Juán y Pablo (Saulo de Tarso) recibio la consagracion Episcopal en la Sede de Antioquia de los Santos Apostoles Pedro y Pablo. Da en el año 110 d. de C el testimonio más antiguo de este nombre: "Por doquier aparezca el obispo, ahí esté el pueblo; lo mismo que donde quiera que Jesucristo está también está la Iglesia Católica"(Carta a los Esmirniotas 8:2).
En los tres primeros siglos de la Iglesia los cristianos decían "cristiano es mi nombre, católico mi sobrenombre".
"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARE YO MI IGLESIA..." Mateo 16:18
En Mateo 16:18, está correcto decir que Jesús habría dicho "Tú eres 'Kepha', y sobre esta 'Kepha' construiré Mi Iglesia." En Griego, se traduciría como: "Tú eres 'Petros' y sobre esta 'Petra' construiré Mi Iglesia." Fue la traducción de la palabra Aramea "Kepha" (Cefas) al idioma Griego lo que causó la confusión entre algunos que miran a Pedro como que no fue llamado "roca", sino una "piedrecilla", intentando con esto negar su Primacía. Mateo 16:13, 18, Juan 1:42, 1Corintios 1:12, 3:22, 9:5, 15:5, Gálatas 2:8-9.
Ignacio de Antioquía,Padre Apostólico discípulo del apóstol Juán y Pablo (Saulo de Tarso) recibio la consagracion Episcopal en la Sede de Antioquia de los Santos Apostoles Pedro y Pablo. Da en el año 110 d. de C el testimonio más antiguo de este nombre: "Por doquier aparezca el obispo, ahí esté el pueblo; lo mismo que donde quiera que Jesucristo está también está la Iglesia Católica"(Carta a los Esmirniotas 8:2).
En los tres primeros siglos de la Iglesia los cristianos decían "cristiano es mi nombre, católico mi sobrenombre".
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